A los propietarios de esta fábrica de chocolate, que abrió sus puertas en Caracas a finales del siglo XIX, se les adjudica la creación del pan de jamón en el año 1905.
La fuerte demanda de chocolate en Venezuela entre mediados del siglo XIX y comienzos del XX dio origen al establecimiento de decenas de fábricas para la elaboración de este producto en todo el país, como La Sultana del Ávila, creada por una familia de panaderos de origen canario asentada en Caracas desde 1851.
Registros contabilizan la instalación, entre los años 1877 y 1929, en todo el territorio venezolano de unas 43 chocolaterías nacionales especializadas en cacao y sus derivados; y 14 extranjeras registradas para su importación.
La Sultana del Ávila, que se describía como una gran fábrica de chocolates y cacaos, elaboraba sus tabletas y mezcla para taza con el cacao de la variedad “Caracas”, reconocido en recetas de cocineros europeos entre los siglos XVII y XIX como uno de los mejores del mundo por su fino sabor y aroma.
Esta marca de chocolate fue por algunos años considerada la competencia de Chocolate La India, cuya producción fue premiada tanto nacional como internacionalmente como una de las mejores.
La imagen que identificaba a la marca de chocolate La Sultana del Ávila era el dibujo de una mujer vestida como una diosa sosteniendo en una de sus manos algo parecido a una tableta de chocolate. Y en el fondo de esta, parte del imponente Ávila del lado del valle de Caracas.
La familia Ramella hacía publicidad tanto de sus panaderías como de su marca de chocolate en la prensa del siglo XIX y comienzos del XX.

Y es que el propietario de esta chocolatería, Pablo Ramella Sucs., también era dueño, junto a su familia, de cinco panaderías en Caracas y dos en La Guaira.
A esta familia se le adjudica, en 1905, la creación del pan de jamón, en su panadería “Ramella”, que quedaba en la esquina de Gradillas, en Caracas.
Los Ramella: panaderos y chocolateros con sabor venezolano
Pablo Ramella, nacido en Canarias, España, comienza a dedicarse junto a su familia al oficio de la panadería a mediados del siglo XIX.
En 1871 ya contaba con la Panadería Ramella, situada en la esquina de Gradillas, en el centro de Caracas.
Y a finales del siglo XIX, además de hacer uno de los panes más vendidos de la ciudad, Ramella comienza a elaborar su propio chocolate que expenden en sus panaderías con la marca La Sultana del Ávila.
Para 1920, la familia Ramella disponía de cinco panaderías en Caracas, entre las más destacadas, la “Ramella”, de la esquina de Gradillas, y “El Guanábano”, que era famosa por el pan de piquito.




También tuvieron dos panaderías en La Guaira y bajo su cargo un total de 214 empleados.